Los resultados mostraron que los hombres que se consideraban financieramente bien dotados mostraron más insatisfacción con la apariencia de su pareja que los hombres con presupuestos apretados. En cambio, las mujeres heterosexuales no evidenciaron cambios significativos en la forma como perciben a sus parejas cuando se sienten adineradas o no.
Como aseguraron los investigadores en el artículo publicado en Frontiers in Psychology, “el sentimiento de tener más dinero hizo que los hombres, pero no las mujeres, se sintieran menos satisfechos con el aspecto físico de sus parejas”. Eso, según los expertos, lleva a que los hombres se acerquen más a personas del sexo opuesto cuando se sienten holgados de dinero.
Esta brecha entre los géneros lleva a pensar en una categoría establecida por los científicos: “el valor de la pareja”. Así, en los hombres con dinero este valor sugiere mayores exigencias en cuanto al atractivo físico de la mujer y participar de más relaciones sexuales con más mujeres que los hombres con menos dinero.
Pero la mujer actúa distinto. El análisis del estudio es que si una mujer tiene más dinero eso no la moverá a ser infiel o a encontrar defectos en la apariencia de su pareja, porque lo puede ver como un costo reproductivo alto. Eso significa que para ella será mejor asegurar un compañero que pueda cuidar de sus hijos antes de desestabilizar la relación que, supuestamente, necesita para sobrevivir.
Otra explicación para concebir esa diferencia es que una gran cantidad de mujeres en el mundo ganan menos que los hombres. En promedio, las mujeres ganan 21 % menos que los hombres y son casi la población mundial.
Una de las conclusiones del trabajo es que tanto hombres como mujeres distorsionan su realidad social cuando tienen más dinero en sus billeteras. El trabajo asegura que, definitivamente, el dinero cambia la forma de actuar de ambos géneros.
