MODALIDADES DE ROBO MAS COMUNES

En nuestro tradicional ‘ranking’, Presentamos  hoy el ‘Top 10’ de las modalidades de robos más frecuentes en nuestro Dais. Veamos:


El raponazo:

Algunos de los raponeros usan bicicletas o motos para que no los persigan; sin embargo, un buen número de ellos va a pie.

Atacan especialmente en las paradas de buses en la zona Centro y en los semáforos, donde les quitan cadenas, bolsos y relojes a las personas que van despistadas.

El carterista:

Son expertos en sacar billeteras. Actúan de manera especial en las filas que se realizan para hacer pagos, en las paradas de buses y en los sitios en donde se aglomera gente.






El bataleo:

Por lo general actúan dos delincuentes: uno de ellos golpea el carro por la parte de atrás y ante el descuido del conductor, saca los objetos que hay sobre las sillas; mientras tanto, el otro le roba los objetos de valor que lleva la víctima, como relojes o cadenas. Esta actividad es común en El Centro, particularmente en los semáforos.



El cosquilleo:

Son los ladrones que se suben a los buses que van repletos y aprovechan la circunstancia para meter sus manos en las carteras o en los bolsillos de los pasajeros.






Atracadores a mano armada:

Van armados de un revólver o con una navaja. Son los más violentos, porque les disparan o ‘cortan’ a sus víctimas cuando ellas intentan reaccionar. Casi siempre actúan en lugares solitarios de los barrios, sobre los puentes peatonales o en las paradas de buses.



En los cajeros automáticos

Abren pequeñas cuentas de ahorros para ‘husmear’ a la clientela, vigilan a los usuarios más solventes, detectan cuáles son los horarios de llegada y de salida de los carros de valores y les siguen la pista a los empleados

‘claves’ de la entidad.

Las anteriores son sólo algunas de las estrategias que utilizan las bandas especializadas en asaltos bancarios, las mismas que funcionan en la capital santandereana y que, de manera desafortunada, tienen en la mira a clientes incautos de las corporaciones financieras.

Usted, sin siquiera sospecharlo, puede estar en la lista de las próximas víctimas. Hace apenas un mes, la Policía capturó a 5 personas que hacían parte de dos peligrosas bandas que sorprendían a sus víctimas a la salida de dichas corporaciones.


Ladrones de motos

Con las diversas estrategias que utilizan las bandas especializadas en robar motos, es una verdadera suerte que usted aún no sea una de las víctimas. Semáforos, parqueaderos indebidos, zonas de poco flujo vehicular, calles ciegas o vías de salida a Bucaramanga y viceversa, se convierten en los mejores escenarios para que la delincuencia aseste su golpe; en los que las víctimas algunas veces son amedrentadas con pistolas, cuchillos y hasta armas de juguete.



Robos de carro

La ‘carrera’ de los malhechores que hurtan carros ‘va a gran velocidad’. Desde enero hasta octubre de este año, la delincuencia ha robado en Bucaramanga 61 automotores, 9 más que durante el mismo período del año pasado.

A este flagelo no se escapan transportadores, universitarios, taxistas, altos ejecutivos, ni las firmas aseguradoras, correspondiendo a estas últimas pagar sólo entre enero y marzo del año en curso por amparo de robo de vehículos en la ciudad, cerca de mil millones de pesos.




Hurtos a unidades habitacionales

Utilizando el sistema de ‘ventosa’, los ladrones se introducen a las viviendas, especialmente por los techos. Las cerraduras no son tan seguras, porque la Policía ha detectado que la violación de las ‘chapas’ es una de las formas más utilizadas para ingresar a tales casas. Durante el día, para ingresar a las viviendas, los ladrones se hacen pasar por empleados de los servicios públicos, como teléfonos, agua y energía.

El personal de servicio doméstico, que en algunos casos es cómplice, por lo general es fácilmente engañado por falsos vendedores de electrodomésticos o mensajeros.

El ‘paquete chileno’

A (*) Luisa la robaron con este viejo cuento. Una mujer, impostando un acento paisa, se le acercó y le dijo que se había encontrado un paquete lleno de billetes: De manera sutil le mostró el supuesto dinero que, no era otra cosa que un conjunto de papeles en blanco, forrado por dos o tres billetes de $50 mil.

Aunque desde ningún punto de vista la situación era normal, la delincuente convenció a Luisa, quien la acompañó hacia un sitio más reservado, supuestamente para poder contar la plata que había llegado a sus manos.

Justo en el remate de la carrera 27, entre la calle 36 y La Rosita, Luisa fue asaltada por varios delincuentes que la esperaban en ese sitio, por supuesto, de la mano de su cómplice.


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