Estudio dice que 93 % de jefes ignorarían a un candidato que cambió 4 veces de puesto en 10 años.
Es usted uno de los colombianos que se siente cómodo en su puesto de trabajo y no piensa moverse de allí hasta que lo pensionen o por el contrario, está volando de allí para allá sin acomodarse en ninguna parte.
Pues es hora de que se pellizque. El mundo laboral de hoy está en transición. Los jóvenes no quieren permanecer por mucho tiempo en el mismo puesto de trabajo, lo que tiene a los empleadores absortos, a veces sin saber qué hacer. En el otro extremo está la fuerza laboral estable, que a veces se queda anquilosada, sin evolucionar, lo que tampoco es bien visto. En algún momento tendrá necesidad de buscar un nuevo empleo y los jefes de recursos humanos, a la hora de elegir, tienen en cuenta ¿qué tanto demoró usted en un empleo?
La respuesta a este interrogante, que proviene de un estudio realizado por la firma de reclutamiento Robert Half International es como para anotar en la agenda de alertas. La investigación señala que el 93 por ciento de los jefes de recursos humanos ignorarían a un candidato que ha tenido muchos trabajos temporales. La fórmula es simple: cuatro o más cambios en una década empiezan a ser sospechosos, lo que coincide con la opinión de Mariana Leal, jefe de recursos humanos de la head hunter Michael Page en Colombia.
“Un empleado con una hoja de vida en la que se aprecia que en cinco años ha durado menos de un año en cada cargo despierta sospechas. La lectura de esa situación, a simple vista, es que no se pone fácilmente la camiseta de la empresa”.
No obstante, para la experta en reclutamiento de personal, es necesario que se evalúen otras variables. “Con estos trabajadores hay que aplicar la norma de que la hoja de vida aguanta todo, por lo tanto, no puede ser el único referente, hay que investigar los motivos por los cuales cambió tanto de empleo y el tipo de empresa al que pertenecía”.
En todo caso, las perspectivas de un trabajador cambiante no son para nada halagüeñas. Según Leal, si el empleado alega problemas con el jefe en forma repetitiva, no suele ser un candidato elegible, porque el problema puede no ser el jefe. Si su razón fue demasiada carga laboral, los evaluadores podrían pensar que es un empleado que no sabe administrar el tiempo. Es decir, la decisión de permanecer mucho o poco en una empresa hay que pensarla dos veces. En especial, si apenas se está empezando a construir curriculum.
Precisamente, son los jóvenes los de mayor movilidad laboral. Tanto así que, según los investigadores de la firma Robert Half, si se logra mantener a un empleado joven por más de dos años, la empresa se puede dar por bien servida. Es por eso que, para Miguel Pérez, director de la Asociación de Empresas de Servicios Temporales (Acoset), cada vez hay que ir aceptando que la concepción del trabajo, especialmente para la juventud, hoy es diferente. “Estamos en la era del conocimiento y es lo que buscan los jóvenes que, por demás, son competitivos lo que a su vez los lleva a ser apáticos a anclar en un mismo puesto de trabajo”.
Sin embargo, los investigadores de la firma Robert Half estiman que todavía las breves experiencias laborales siguen siendo un obstáculo en el proceso de contratación. Sobre todo, para aquellos candidatos de más de 30 años que ya se les mira desde otra óptica. “Estos deberían tratar de no tener más de tres puestos de trabajo en un período de unos 10 años", recomiendan los expertos.
Ningún extremo es bueno
Claro está, tampoco se trata de satanizar las experiencias profesionales breves pues, estas, en un momento dado, pueden ser de gran utilidad en las hojas de vida. En especial, si desarrollan habilidades que se valoran tanto como el hecho de permanecer un par de años, alcanzando metas profesionales.
Es por eso que, para Mariana Leal, cuando ocurre el caso contrario: un empleado que dura demasiado tiempo en una misma empresa, la duda viene por el lado de qué tanto lleva la persona en el mismo cargo. “Si es demasiado tiempo, podría dar la impresión de que es un empleado que se reta poco, que entró para mantenerse en el seguro y llegar quizás a pensionarse”.
A Pérez, este extremo del empleado también le parece indeseable. “Aunque el mercado laboral aún está desconcertado con las nuevas generaciones que no tienen problema en botar el trabajo o, simplemente, no presentarse a firmar el contrato después de haber hecho todo el proceso, también es cierto que las empresas ya no compiten del todo por mantener las que antes eran reconocidas como ‘vacas sagradas’ en un puesto. Aunque un empleado lleve 15 años, si aparece un joven que tiene más conocimiento, más preparación, más habilidades, no dudan en hacer el cambio”.
Cabe destacar que el fenómeno del empleado de permanencia breve se da más en las compañías pequeñas y medianas, pues los empleados de las grandes empresas suelen tomar la decisión de tener más largas permanencias, de al menos dos años, para aprovechar la experticia de su empleador.
Ante este dilema, una de las recomendaciones de los expertos en temas laborales es que el trabajador no abandone su puesto ante las primeras dificultades, sino por el contrario, espere un proceso de adaptación de al menos seis meses.
Si se tienen experiencias cortas, de dos meses o menos, tampoco es bueno borrarlas definitivamente de la hoja de vida por temor a ser visto como un empleado inestable. Esta puede ser su puerta de entrada al nuevo empleo.
